Vivimos en un mundo en transición

Escrito por
Pr. Juan José Lago

En medio de las transiciones nos encontramos con dinámicas socioculturales y económicas que los analistas califican con diferentes ideas o conceptos y hasta metáforas que nos permiten hacer sentido de nuestro tiempo. Uno de los acrónimos utilizados por los analistas para poder comprender nuestro entorno es VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo, por sus siglas en inglés). Este acrónimo es de utilidad para referirse a un entorno sumamente desafiante por la complejidad que rodea al ser humano y los desafíos que este contexto plantea.

No obstante, muchos piensan que estas dinámicas de complejidad se han profundizado, han empeorado, para dar a luz un mundo calificado como BANI, según sus siglas en ingles. Este acrónimo nos habla de un mundo: quebradizo, ansioso, no lineal, incomprensible.

Para ponerlos en términos bíblicos, con una descripción que le hace justicia a la realidad de hoy:

Por eso, no temeremos aunque se desmorone la tierra y las montañas se hundan en el fondo del mar;  aunque rujan y se encrespen sus aguas, y ante su furia retiemblen los montes”. (Salmos 46.2-3, NVI).

El pasaje nos muestra una situación extrema en donde las referencias, los cimientos, los elementos que le dan identidad y sostén a nuestro mundo son reducidas a la nada.

Esto mismo es lo que está sucediendo en el mundo, todas aquellas ideas de la modernidad impregnadas de ideales judeocristianos se encuentran en jaque. Los pilares de nuestras sociedades, los grandes ideales son tenidos como cosas no vigentes y sin sentido: la familia, el trabajo, las comunidades, los vínculos, la identidad de las personas en función de criterios de genitalidad, por nombrar solo algunos de los cambios profundos que estamos experimentando como seres humanos en entornos caracterizados por este acrónimo, BANI.

Entornos quebradizos, porque todo se presenta como frágil y sin sustento. Ansioso, porque nadie sabe qué está pasando y qué es lo próximo que vendrá. No lineal, nuestras ideas de proyección, previsión y anticipación respecto de la realidad son ideas vetustas, que no encuentran anclaje en la realidad. El mundo en el que vivimos está totalmente vaciado de significado y orientación, el entorno es absolutamente incomprensible.

Atravesar la transición

Todo ello nos lleva a sostener que nuestro contexto es bastante bien explicado por las dinámicas que nos describe el pasaje citado y el acrónimo BANI. La pregunta es ¿Qué tiene para hacer la Iglesia de Jesús en este contexto?

En el Evangelio de Lucas 24. 13-35 encontramos un relato que nos puede comenzar a dar algunas pistas respecto del rol de la Iglesia en medio de un mundo BANI.

En primer lugar, encontramos una transición, un cambio de época. En este tipo de transiciones no solamente cambian los liderazgos, las tendencias, sino que los conceptos se resignifican y se dan a luz nuevos conceptos que nos permiten ser pertinentes, eficientes y relevantes en las nuevas realidades que son producto de las transiciones.

En este pasaje, vemos un Jesús resucitado, antes de su ascensión, terminando de pulir algunos aspectos en el grupo de discípulos que trabajaría en la nueva realidad del Reino, construyendo la Iglesia guiada por el Espíritu Santo. Encontramos unos discípulos con tensiones, discusiones (vs. 15), con desilusiones y desesperanza (vs. 17 y 21), carentes de marcos de referencia para comprender el nuevo entorno (vs. 16 y 25-26).

Frente a este ambiente que nos describe Lucas, Jesús hace lo siguiente en el versículo 26:

“Entonces, [Jesús] comenzando por Moisés y por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras”.

En este pasaje vemos una práctica a la cual Jesús nos invita. Primero identificar un tema de relevancia de nuestra realidad, donde no estemos generando una comprensión adecuada a la luz de la Biblia. En segundo lugar, revisar el propio texto bíblico para encontrar qué se nos enseña en toda su extensión respecto de ese tema. Luego, de generada esa comprensión, actuar en la realidad con esa orientación y con el significado bíblico de ese tema.

En este pasaje, Jesús identifica una transición donde los discípulos no estaban desarrollando una adecuada comprensión bíblica de esa realidad. Frente a ello, comienza a extraer todos los tramos de la ley y los profetas para crear en ellos una adecuada comprensión de su persona (Mesías y no un simple profeta; anuncio del Reino de los Cielos no la liberación política de Israel).

Desarrollar una mirada bíblica y teológica de la realidad nos permite generar una adecuada comprensión de las transiciones. También, poder articular una orientación y narrativa del presente para continuar cumpliendo con nuestra misión como Iglesia que es anunciar el Reino de Dios en medio de nuestro mundo.

 

Vencer el raquitismo bíblico

Ese desafío que tenemos de resignificar nuestras realidades a la luz de la Palabra de Dios en entornos BANI se encuentra con dos impedimentos. El primero, es poder hacer sentido de este rol que tenemos como Iglesia, de resignificar el entorno a la luz de la Palabra en medio de una transición tan profunda como la que estamos viviendo. Por otro lado, vencer el raquitismo bíblico del cual adolece gran parte del Pueblo de Dios. Esperamos, como Iglesia, temas masticados, trabajados echando mano de una holgazanería atroz. Nuestra dieta, en el mejor de los casos, es básicamente a base de predicas salpimentadas de emocionalismo, épica posmoderna de corto aliento y acercada a nosotros vía delivery en redes sociales. En el mejor de los casos 25 minutos de un video de YouTube, en muchas ocasiones consumidas como comida, ya no rápida, sino instantánea en algún reel de Instagram.

Esta experiencia emocional, de una épica vaciada de contenido y profundidad por la instantaneidad del consumo, del view de redes sociales, tiene una lógica que nos aleja del rol que tenemos como Iglesia de resignificación bíblica en contextos de transición. Me explico.

Los consumos en redes sociales son instantáneos en cuanto al tiempo de exposición. En cuanto al perfil de esos consumos, son horizontales, carecen de profundidad. Al mismo tiempo, como consecuencia de estas dos características, son consumos que se tornan enajenantes, nos quitan pertenencia con relación al contenido y le hacen perder relevancia por su carácter instantáneo.

El raquitismo bíblico señalado se encuentra promovido por un acercamiento a los consumos caracterizados como lo describimos en el párrafo anterior. Ahora bien, todo esto nos impide, al mismo tiempo y en un solo movimiento, poseer un acercamiento al texto bíblico como lo han hecho los hermanos de Berea:

Estos eran de sentimientos más nobles que los de Tesalónica, de modo que recibieron el mensaje con toda avidez y todos los días examinaban las Escrituras para ver si era verdad lo que se les anunciaba” (Hechos 17.11)

Me permito enfatizar dos palabras desde el original que nos dan noción de la profundidad y que tenían estas personas en su acercamiento a la Palabra. Verdad, houtós en el original, implica correspondencia entre partes. Examinaban, anakrinó en el original, se refiere a un proceso de juzgamiento muy riguroso de todas las partes que integran un asunto.

Este tipo de disciplina que tenían los hermanos de Berea descriptos en el libro de los Hechos nos muestra un modo de abordar la Biblia diametralmente opuesto al que llevamos adelante, cuando lo hacemos, tomando a la Biblia como un elemento de consumo dentro de muchos disponibles, y lo consumimos con los criterios modelados en nosotros por las redes sociales.

De allí que el gran desafío que tenemos por delante es el de desarrollar contra la corriente el mismo modo de abordaje de las Escrituras que hicieron propios los de Berea. Todo ello en un contexto de transición, nada más y nada menos se estaba discutiendo teológicamente si era necesario adoptar las costumbres religiosas judías para recibir la Salvación de Jesús.

Entiendo en la actualidad tenemos un rol similar al que tuvo Jesús con sus discípulos o la comunidad de fe de Berea al hacer sentido de las transiciones a partir de desarrollar un abordaje completo, profundo y detenido de la Biblia vinculada con los problemas de la realidad.

Vivimos en un mundo en transición y la Iglesia es la mejor posicionada para que el mundo ande a Su luz.