Cuidado con las cuotitas

Escrito por
Pr. Daniel Gonzalez


No todo lo que brilla es oro cuenta un viejo y certero dicho popular. En tiempos como los que corren es muy importante estar advertidos y atentos acerca de las estrategias comerciales que parecen decirnos: ¡a comprar que se acaba el mundo!

En estos días unos amigos me hacían llegar un artículo de un conocido diario que sale por las tardes. El título de este artículo decía: “Cuotas y ofertas disparan la demanda de tarjetas de créditos”. Y la información central era que “por las posibilidades de compra que ofrecen las tarjetas, la cantidad de plásticos creció en tres millones y medio desde el pico de la crisis. El número de tarjetas de crédito que hoy están circulando en la Argentina es de 13 millones. Este número supera en 700.000 tarjetas, a las que se emitieron y que estaban circulando durante los mejores años de la década del 90”.

Veamos el siguiente análisis. Ante la imposibilidad de hacer compras de bienes durables, la gente se volcó a gratificarse, entre comillas, con la compra de artículos más accesibles mediante la tarjeta de crédito. Comenzó a adquirir electrónicos, electrodomésticos e indumentaria. Esta información es proporcionada por la Cámara de tarjetas de crédito. O sea, frente a la gran dificultad para comprar bienes durables como es una casa, el local donde tenés tu comercio, la oficina donde tenés tu estudio, la gente se volcó a gratificarse.
El razonamiento es el siguiente: ya que no nos compramos la casa, nos compramos el televisor, nos compramos la computadora personal y nos compramos pilchas. Dejame decirte que no es imposible comprarte tu casa o tu taller, es difícil, que son dos cosas distintas, pero todo lo podés si pones tu confianza plenamente en Dios. Muchos te dirán: “¡ es imposible que te compres la casa, terminala con eso, comprate un televisor de 14.000 pesos, así ves a los Roldán en pantalla plasma! (y terminás de plasmar ese ‘estilo’ en tu casa) ¡Comprate pilchas, o comprate el teléfono con cámara que incluye, licuadora e hidromasaje, sirve para todo menos para hablar por teléfono! ¡Mirá, si vas a seguir insistiendo con eso de la casa, terminala, es imposible…!”
No les prestes atención. Mejor mirá lo que dice un antiguo proverbio pronunciado por el Rey Salomón: La gente tonta cree todo lo que le dicen; la gente sabia piensa bien antes de actuar (Prov. 14:15).
Sigue diciendo el artículo: “Las tarjetas también ayudan a dilatar el pago de consumos más urgentes cuando el presupuesto no cierra”.
¿Sabés qué? los problemas no los dilates, abordalos en el momento, resolvelos, no los  patees para adelante. Te voy a dar dos herramientas:  cuando el presupuesto no cierra, hay dos formas de hacerlo cerrar:  la primera ganando más, la segunda gastando menos.
Una tarjeta de crédito no ayuda a cerrar el presupuesto, agrava la crisis, porque encima que no te alcanza hoy para cubrir, te estás endeudando, y mañana vas a tener que cubrir más de lo que tenés que cubrir hoy. No creas todo lo que dicen nos enseñaba el proverbio.

Por último, de día la nota que 17.000 son los millones de pesos que fueron a préstamos familiares en septiembre de 2005, ¡nada más que durante un mes!. En esos treinta días de septiembre, 17.000 millones de pesos fueron dados en préstamos familiares.
Cuando yo leía esto más que preocuparme, me alarmé. El poder de endeudamiento que tiene la persona y la familia promedio en la Argentina es estrepitoso.
Todo es ¡consumí!, ¡sacalo ya! ¡dilatá en 24 minicuotas! ¡36 cuotitas!,  todo es así.
Ahora el proverbio bíblico nos decía que el sabio piensa bien antes de actuar.
Que Dios nos dé una mentalidad de recompensa, no de gratificaciones, porque la gratificación dura unos instantes, la recompensa como fruto del esfuerzo, perdura.
Cuando vos te sacrificas por comprarte esa casa, y esa casa la heredan tus hijos no es una gratificación inmediata, pero es algo que perdura.
Cuando vos creces económicamente, siguiendo los principios de Dios, sostenido en forma sustentable, la influencia de Dios crece.
No creas todo lo que te dicen, se entendido y mirá bien tus pasos, no es lo mismo imposible que difícil. Comprarte una vivienda lleva sacrificio y es difícil pero no es imposible.  Gratificarse es más tentador y atractivo que esperar, pero la recompensa  tiene un mayor beneficio para tu vida. Si los números no te cierran, lo último que no tenés que hacer es usar la tarjeta de crédito, porque te van a cerrar menos.

Acercate a Dios en oración para que te bendiga con mayor provisión, afina el lápiz y gasta menos, pero no le añadas a una situación difícil una dificultad mayor.
Dios cargó mucho mi corazón con esto porque uno ve un alto nivel de endeudamiento. Y no hablo de la deuda externa ni de la deuda interna que tiene el Estado con los proveedores, hablo de las deudas familiares, de las deudas personales. Muchos en las fiestas de fin de año, o para el día de la Madre o del Niño se endeudan por el afán de obsequiar algo ‘valioso’ y más que un regalo a su familiar, se están endeudando con un compromiso de pago.
No lleves una deuda, lleva aunque sea una flor, algo que esté a la altura de tus circunstancias, vos no necesitas de la mayoría de las cosas que te ofrecen a mansalva. Te crean la necesidad diciéndote que para vivir y ser feliz tenes que tener tal o cual producto de ultimísima generación.
Te pido en nombre de Dios que seas entendido a la hora de dar tus pasos porque esto es consejo de Dios, no creas todo lo que te dicen.
A la hora de tomar tus decisiones sé sabio, sé entendido y conducite de acuerdo a la palabra de Dios y sus principios.
Esto no es un artículo en contra de las tarjetas de crédito, esto que lnformó la Cámara de Tarjetas de Crédito Argentino, es información, son números, es estadística. Mi intención es que no te dejes sedudir por el dulce canto de las sirenas.
Si usas las tarjetas como instrumento de pago y no como instrumento de crédito, vas bien, sino ‘ellas’ te usan a vos.