En un instante, todo puede cambiar

Escrito por
Alejandra Bouchard


"…De este modo quedó José a cargo de Egipto.  Tenía treinta años  cuando comenzó a trabajar al servicio del faraón, rey de Egipto."  Génesis 41: 45-46

 

Es posible que haya momentos en la vida donde te sientas “atrapado”, como si no tuvieras escapatoria de aquello que estás viviendo.  Llega la noche y esperas que algo cambie, pero al despertar todo continúa igual, y te preguntas: 

¿Cómo voy a hacer realidad un sueño si aún no he podido lograr nada de todo lo que me propuse?  Oro y nada cambia. Soy un fraude, no valgo nada, Dios no se fija en mí.

No te encierres, recurre a tu familia espiritual, la iglesia.  Hazte un tiempo y conéctate con alguien mayor, que lleve muchos años en el camino de la fe, pregúntale y permite que te cuente su testimonio, te vas a dar cuenta que no eres el único en sentirse de ese modo, y podrás sentirte respaldado en oración.  El apóstol Pablo en Hebreos 12:1 lo dice de este modo: 

“Por lo tanto, ya que estamos rodeados por una enorme multitud de testigos de la vida de fe, quitémonos todo peso que nos impida correr, especialmente el pecado que tan fácilmente nos hace tropezar. Y corramos con perseverancia la carrera que Dios nos ha puesto por delante”.

En nuestra forma de pensar humana, no hay modo de que las circunstancias puedan cambiar. El diablo busca desalentarte y hacer que te salgas de tu camino, que reniegues de tu propósito, te va a dar todas las excusas que necesitas…. para que fracases y te alejes de Dios.

No dejes, persevera, si estas estudiando, no abandones, si dejaste un mal hábito, no lo retomes, si iniciaste una rutina que es de beneficio para ti, no te desalientes, si dejaste una relación que no te hacía bien, no vuelvas con ella, permanece en oración y poniéndole aún más empeño en hacer lo mejor de tu parte, los resultados llegarán.

Cuanto más grande es el propósito de Dios para tu vida, mayor será la oposición que tendrás que enfrentar y la victoria se logra en sujeción a Jesucristo, con oración, disciplina y perseverancia.

Cuando José fue vendido como esclavo, o mientras estaba en la cárcel injustamente, es posible que se haya preguntado muchas veces acerca de su sueño, pareciéndole imposible cualquier cambio o liberación de una situación para él permanente, pero en los planes de Dios totalmente temporaria.

José perseveró y Dios en el momento oportuno lo cambió todo, puso los contactos, obró en las circunstancias de la historia e hizo que aún lo totalmente imposible fuera hecho posible.  Las circunstancias que José había tenido que atravesar prepararon su carácter y lo capacitaron para la grandeza de lo que iba a vivir. 

“Señor Jesús, ayúdame a perseverar en oración, ayuda mi incredulidad, quiero lograr el futuro que tienes pensado para mí.  Te amo Jesús”.