No se queje si no se queja

Escrito por
Mirtha Ferrari


En muchos lugares públicos encontramos este cartel: "No se queje si no se queja". Y en otros sitios: "Libro de quejas a su disposición". Inspirada en ellos, hoy quiero hablarte de la queja, yo que soy una "quejosa" consuetudinaria y asumida, aunque no feliz con este rasgo de mi carácter.

 

Te preguntarás: "si no le gusta por qué no lo cambia" y ahí está el núcleo de la cuestión. La queja es en mi vida como un animal, a veces un animalito depende de la circunstancia, agazapado, escondido pero dispuesto a atacar en cuanto algo fuera de mi control sucede.

Cuando leo ese cartel "libro de quejas a su disposición" me río, imaginando qué tamaño debería tener ese libro para que entraran todas mis quejas de sólo un día.

 

Como te dije no es algo que me enorgullezca. No acarició al "animalito" y le digo "tesorito de mami quedate conmigo”. Sin embargo a veces más, a veces menos, pero me sigo quejando.

Que si me duele algo, que si mi hijo no me contestó el teléfono, que si aumentó la carne, que si no pude dormir bien, que si llegaste tarde, que si llegaste temprano, que si esa persona se adelantó en la fila, que si se cortó la luz, que si este cliente se retrasa en pagar, que si ese tipo está loco porque me pasó por al lado sin tener en cuenta que yo tenía preferencia de paso, que si hace calor.

 

¡Qué calor! En nuestro país estamos viviendo la ola de calor más grande de los últimos chiquicientos años. Si hay un record que no me interesaba alcanzar ni a los 47 millones de argentinos, era ese en particular.

Ayer en Buenos Aires llegó a 42°C la sensación térmica. De repente me di cuenta de que con mi actitud quejosa, me había constituído prácticamente en el Servicio Meteorológico Nacional. Sabía paso a paso la humedad, obviamente la temperatura, y el porcentaje de posibilidad de lluvias y "refresque" de todo el país. Cosa que aún no sucedió.

 

Y te estoy abriendo mi corazón y no sé si te sentirás identificado. Nuevamente te digo que no es una característica de mi carácter que me gusta tener. Pensá: "¿Cuántas veces ayer me quejé del calor?" ¿Y? ¿Sos un pequeño o grande "yo" en persona?

 

Realmente si me animo a contarte todo esto es porque me lo estoy cuestionando, porque no me gusta y porque me propongo cambiarlo. Para hacerlo me paro en la certeza de que una vez ya lo logré.

 

El domingo pasado, mi pastor hablaba entre otras cosas de agradecer a Dios. Y éste vendría a ser el antídoto para contrarrestar la queja. "Acción de gracias", que vendría a ser más o menos como "ponerme a agradecer". Una vez alguien me dijo: "cuando no hay alabanza, la queja avanza". Y es así, tal cual. Ahora, no me refiero a esa alabanza inconsciente en la que no pienso nada de lo que digo porque es automática.

 

Me acuerdo una vez que habíamos viajado a Rosario, al casamiento de una persona muy amada por mi familia. La boda se celebraría al aire libre, y llovía de una manera inconmensurable. Íbamos en el auto, y yo inconscientemente cantaba: "Manda lluvia". De repente uno de mis hijos me dijo: "Mami, cortala con la lluvia". Si bien la canción se refería a lluvia de bendiciones, yo no la cantaba pensando en la letra. ¿Te das cuenta de lo ridículo de la situación?

 

¿Cómo empiezo a alabar si no me sale, si la circunstancia me impulsa hacía una queja incluso justificada como por ejemplo la ola de calor? Bueno no esperes una respuesta concienzuda y certera de mi parte. Sólo te voy a contar lo que intento hacer y casi siempre me sale. Pienso en un motivo de gratitud a Dios. Por ejemplo anoche, empecé dando gracias por el ventilador, y poco a poco los motivos fueron apareciendo solitos. Desfilaron ante mis ojos y eran tantos, que si no alcanzaban a cubrir las quejas de ese día, estaban cerca de lograrlo.

 

En otras oportunidades, como no recuerdo fácilmente las canciones, pongo en Google en el teléfono: "canciones de gratitud a Dios", y aparece en Youtube una larga lista algunas conocidas y otras no, pero sumamente bellas también. Y son esas letras, inspiradas por Dios, que van de a poquito, como sin querer, ajustando mis emociones y mi voluntad, a la certeza de que él está conmigo en el lugar en que yo estoy. Si estoy parada en la queja, su presencia "me acompaña", pero si estoy parada en "ponerme a agradecer", su presencia SE MANIFIESTA en mi vida.

 

Y la verdad, te soy sincera. Deseo que su presencia se manifieste en mi vida siempre.