Piedra libre para la educación cristiana

Escrito por
Lic. Noemí M. Elías


“En el fin último de la Educación Cristiana comienza la vida eterna.”

Cuando éramos niños, solíamos jugar a las escondidas. ¡Cuánta alegría nos daba encontrar a nuestros amigos después de una considerable búsqueda! 

Pues creo que una de nuestras amigas perdidas desde hace algunos años, en el ámbito cristiano en general, es la Educación Cristiana Formal. Les invito a reflexionar juntos a partir de este disparador de ideas provisorias que admiten la participación de los que deseen opinar, en beneficio de la obra del Señor. 

Sin duda el sistema tradicional que nos acompañó por muchos años con múltiples bendiciones sin embargo, ya requería una transformación completa, citaremos aquí solo algunos aspectos en general, tales como la cuestión de los marcos teóricos en los campos pedagógicos y teológico-didácticos y la cuestión del abuso de solo información teórica en las clases.

Lo cierto es que al centrarse en una mera bajada teórica de algunos temas, sin considerar un acompañamiento hacia el borde mismo de una transposición a las prácticas de vida, se complicó la cuestión de la coherencia entre el discurso y la puesta en práctica.

Por otra parte, un ejercicio docente cristiano centrado en la clase en general y casi nunca en el alumno y sus necesidades individuales frente a los aprendizajes, proveyeron fundamentos como para que algunos iniciaran el camino de una exploración azarosa, considerando que el sistema educativo cristiano, en esa línea quedaba obsoleto. En estos casos el diagnóstico era correcto. El problema se presentó cuando intentaron auto gestionar sus materiales.

Concretamente los materiales no son muletas que sostienen andamiajes difíciles de apuntalar, son guías amplias que intentan iluminar acompañando la creatividad necesaria de cada maestro. Un referente de base y nada más.

A estas alturas corresponde responder a la pregunta ¿De qué hablamos al referirnos a Educación Cristiana Formal?

Nos estamos refiriendo al recorte de aquellos temas bíblicos, que plantean la voluntad de Dios enmarcada en lo ético-moral y dirigida a formar parte principal del conocimiento, los hábitos y las conductas del modo de vivir de nuestros hermanos, entendiendo que requieren un cambio profundo que va desde el tradicional – Les cuento una historia bíblica (marco teórico) – Les propongo una actividad generalizada de acuerdo a la edad, pintar una hoja. Responder un múltiple choice, etc. (seguimos moviéndonos en el marco teórico) y los dejamos librados a su leal saber y entender en la parte más delicada de este proceso que es la transposición al ejercicio de vida.

En realidad el proceso funciona a la inversa, debemos formar un práctico con suficiente marco teórico- bíblico como para fundamentar su accionar con autonomía y convicción. Sí, el eje de su formación debe ser una práctica de vida siempre, sólidamente fundada en las enseñanzas de La Biblia.

Ahora bien, mirando el ejercicio docente del Señor Jesús, vemos claramente este constante trabajo sobre las vidas de cuantos le rodeaban. Reforzaba los aprendizajes de todos por igual, enseñaba a grandes grupos, pero a la vez consideraba cada caso y vemos varios ejemplos de refuerzos aun con sus discípulos que enseñaban mientras aprendían. 

Pero hay un ejemplo sobre el que me quiero centrar, respondiendo a la pregunta” ¿Se puede soslayar el ministerio educativo formal en la vida de una iglesia?

Seguramente estaremos de acuerdo en que el Señor Jesús desarrolló una gran labor docente, lo leemos en los Evangelios y vemos cuánto enseñó a tantos que se cruzaban en su camino. En Mateo 28. 17-20 concreta una vía de descentralización impecable, enmarcando sus objetivos en esa gran comisión que puntúa con tanta claridad. 

En primer lugar, el Señor se ocupa de recordarnos:

“SE ME HA DADO TODA AUTORIDAD EN EL CIELO Y EN LA TIERRA”.  Mateo 28.18b

Entonces, luego establece cuatro acciones que son contenidos infaltables y ejes irrenunciables a la hora de organizar la tarea de los que quieran agradarle y entre ellos también su Iglesia:

 

1 - “POR TANTO, VAYAN Y HAGAN DISCÍPULOS DE TODAS LAS NACIONES”. Mateo 28.19a

​​​​VAYAN a buscarlos donde estén. No se encierren ni siquiera en los templos, felices de haberlo logrado, porque esa no es la misión. VAYAN- SALGAN- ATRÉVANSE.

 

2 - HAGAN DISCÍPULOS, multiplíquense presentándonos a todos sus contactos, que todo el mundo nos conozca a mi Padre y a mí-

Que puedan tomar una decisión concreta, aceptando la gracia plena que les ofrecemos a través de nuestro plan salvador-  propone el Señor.

 

3 - BAUTIZÁNDOLOS EN EL NOMBRE DEL PADRE Y DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO”. Mateo 28.19b

Bautícenlos en nombre de esa trinidad maravillosa, es decir, radíquenlos en la vida de la iglesia, que puedan vivenciar, internalizar y apropiarse de las hermosas virtudes de pertenecer a la familia de Cristo.

 

4 - “ENSEÑÁNDOLES A OBEDECER TODO LO QUE LES HE MANDADO A USTEDES”.  Mat. 28.20ª

Vean como el mismo Señor incluye puntualmente aquí a la educación cristiana formal. Revisen todo lo que les enseñé –dice.

Ordenen estos conocimientos en forma anticipada, partan de sus saberes previos, levanten sus miradas y vean a sus grupos pero no dejen de observar las necesidades puntuales de cada uno de sus alumnos. Que La Palabra de Dios no quede aislada del deber ser, como si fuera un contenido teórico separado, sino que cobre coherencia y se refleje en vidas plenas de conocimientos aplicados al vivir cristiano.

 

 

Con esto esperamos explicar lo que significa la educación cristiana formal y cómo atraviesa la visión y misión que el Señor nos deja como Iglesia suya. 

Ahora bien, todos estos ministerios están, de alguna forma, atravesados por la educación, pero el único que por sus lineamientos debe formar un humano capaz de ser autónomo, es decir responsable personal de sus acciones delante del Altísimo porque aprendió todas las cosas concernientes a la voluntad de Dios, es la educación cristiana formal.

 

“Y LES ASEGURO QUE ESTARÉ CON USTEDES SIEMPRE, HASTA EL FIN DEL MUNDO”. 

Mateo  28.20b