El martes de esta semana, nuestra nietita menor cumplió 7 años. Se llama Emilia, y es graciosa, intrépida, divertida y futbolera. Nuestra familia, es decir la que formamos mi esposo y yo, es toda de Racing. Nuestra nuera al casarse accedió a que sus hijos fueran criados con esos colores, a pesar de ser simpatizante de otro cuadro.
Pero nuestra hija se casó con un hombre de Boca, igual que su papá, hermano y mamá. Logró que Ichi su hijita más grande fuera de Racing, pero, como corresponde, Emilia es de Boca. No sólo es de Boca, sino también futbolera, arquera y simpatizante del "Dibu", famoso arquero de la selección de nuestro país.
Hasta aquí, algunos datos que describen a esta preciosa niña, morocha de grandes ojazos negros, tímida, pero a la vez expresiva, vivaz, cómica.
Cuando nuestra hija Daniela cursaba el octavo mes de embarazo, un día amaneció con una picazón en el cuerpo, que no obedecía a ninguna razón exterior; ni picaduras, ni erupciones. Era una picazón "de adentro hacia afuera". Cuando hablamos ese día por teléfono, me lo comentó y quedamos que le preguntaría al médico y cortamos.
Regresé a hacer mis quehaceres, y de repente empecé a acordarme de una amiga, a la que no veo frecuentemente. Y en especial de una situación tremenda que había vivido su hermana, ya que a los 8 meses de gestación, había fallecido su hijita.
No pude resistir el impulso y me comuniqué con mi amiga para preguntarle qué síntomas había tenido su hermana. ¡Sorpresa total! ¡Picazón!
Inmediatamente, Dany consultó con su médico y esto derivó en una cesárea antes de tiempo, porque tenía una condición llamada colestasis del embarazo, en la que el hígado de la mamá segrega una sustancia que resulta venenosa para el bebé.
El martes, cuando le cantábamos feliz cumpleaños recordé las circunstancias de su nacimiento, e inmediatamente sentí la necesidad de agradecer a Dios por este milagro con forma de nietita que el Señor permitió que disfrutáramos, a pesar de que el diablo quiso evitarlo.
Por otro lado, ya te conté que este año fue complicado para mi salud, porque tuve serios problemas digestivos que en algunos casos hasta me impidieron congregarme. Por ese motivo, y mediante estudios que se hacían por otra cosa, apareció como hallazgo un tumor en un riñón, que debió ser operado, y que resultó maligno. Primer milagro, haberlo hallado "de casualidad", aunque prefiero decir por gracia de Dios. Segundo milagro, haber podido sacar el tumor dejando bordes seguros, y sin tener que extraer el riñón.
Transcurrido un tiempo, me derivaron a un nefrólogo, quién me dijo en la primera consulta: "está todo bien, pero hágase a la idea de que ahora es una paciente renal crónica. Vamos a ver el resultado de los análisis, y determinaremos cómo seguir".
Cuando salimos del consultorio, y dado que detesto la palabra "crónica" dije en voz audible: "en el nombre de Jesús cancelo esa palabra y declaro que no soy una paciente crónica". Me hice los análisis, volví a ver al médico y me dijo textualmente: "Usted no tiene nada, sus riñones funcionan perfectamente. Si no pasa ningún desastre, véngame a ver dentro de un año. ¡Otro milagro, y van...!
Todo esto que te cuento, es para ayudarme y ayudarte a pararte en: "Dios ya lo hizo", y aumentar nuestra fe. También podría contarte muchas, muchas veces en las que las cosas no resultaron como esperábamos, y aunque nos costó, igualmente pudimos ver la mano de Dios sosteniéndonos.
Padre Celestial, hay una canción preciosa que dice que “si tu mano me ha traído hasta aquí, no vuelvo atrás”. Hoy en el nombre de Jesús, oro especialmente por los que están enfermos y ven un panorama frente a ellos, por lo menos turbio. Te pido por una intervención providencial en sus vidas. Te pido pequeños, grandes milagros. Que su fe no vuelva atrás. En el nombre de Jesús. Amén.