Un nueva vida

Escrito el 30/09/2023
Mirtha Ferrari


¿Te pasa a veces que creés que no vas a poder vivir más? Ya sea por problemas familiares, económicos o de salud misma. ¿Que lo que te espera es demasiado y no lo vas a poder soportar?

Acá, tal como te digo siempre cuando esto te pasa a vos, podría empezar a recitarte de memoria textos en donde Dios nos habla de misericordia, de fuerzas renovadas, de amor, de su presencia. Y te aseguro, Dios lo sabe, que creo cada uno de ellos, y que mi fe está intacta. No los repito cual loro parlanchín. ¡Lo creo!

Ya por todos es sabido que somos espíritu, alma y cuerpo, y que todo eso conforma nuestra persona. Por eso yo no puedo decirte: "No puedo ir pero te acompaño en espíritu" porque es imposible. No te puedo mandar mi espíritu solo, si no van mi cuerpo y mi alma. A lo sumo te puedo decir: "No puedo ir, pero voy a estar pensando en vos y recordándote en oración". Claro que esto es más comprometido, porque te tenés que acordar y además orar. Pero bueno, ya me fui por las ramas cual monito tití.

Lo que quiero expresar es lo que me pasa a mí. A veces, mi alma se pone caprichosa, y se desliga un poco de todo lo que mi espíritu afirma y cree por fe. Esto que te voy a contar es reloco, pero entenderlo a mí me ayuda muchísimo. Hay algunas cosas que me desestabilizan. (Si acá estás pensando "¿Algunas nada más?" Arrepentite y pedí perdón. Esta aclaración va sobre todo para mi familia).

Te decía que algunas cosas me ponen en zozobra. Si les sucede algo malo a nuestros hijos, a nuestros nietos, a mi esposo, e inclusive a vos, cuando atravesás una situación complicada. Mis emociones se convierten en un tsunami. Sé toda la verdad de Dios. Creo toda la verdad de Dios, pero igual sufro, y oro pero no puedo descansar, y leo la Palabra, y no me anima. Y encima tengo una condición que se llama síndrome de fatiga crónica, que cuando esto sucede en mi alma se produce un "brote" de cansancio y dolores musculares que no me dejan ni dormir. Y además, el origen de todos los males, el diablo, cual pájaro carpintero, me "agujerea" los pensamientos con cosas terribles, que probablemente ni sucedan. Hasta acá todo el drama.  Ya sabés que soy un poco exagerada en las descripciones.

El domingo estuve en el culto. ¡Gracias por tantos abrazos! Me preguntaban cómo estaba mi salud, y yo contaba que ya me habían sacado el tumor del riñón, y que faltaba el resultado de la biopsia, pero que estaba tranquila.

El lunes me dieron el resultado. Era un carcinoma, pero que se había sacado todo, que los bordes estaban limpios y asunto cerrado. Ningún tratamiento, sólo controles periódicos.

Eran buenas noticias, pero para mí inesperadas. ¡Era cáncer! Obviamente me atacó la fatiga, obviamente me puse triste, y acá quiero pedir perdón a todas las personas que me leen y están luchando con esta enfermedad.

Creo que todas estas "locuras" son por la necesidad del trato personalizado de Dios. Los creyentes estamos en el taller del Maestro, y recibimos tratamiento según la necesidad. Si yo fuera Jesús, a veces para arreglar mis abolladuras, no dudaría en usar el martillo.

Dios trató conmigo, y pude alinear todo lo que mi espíritu sabe y cree con esta alma cabeza dura, que sufre innecesariamente. Hoy buscando un texto de bendición para compartirte, encontré éste. Espero que lo disfrutes.

 

Dios nunca cambia. Fue Dios quien creó todas las estrellas del cielo, y es quien nos da todo lo bueno y todo lo perfecto. Además, quiso que fuéramos sus hijos. Por eso, por medio de la buena noticia de salvación nos dio una vida nueva. Santiago 1:17-‬18 TLA

Y sí, Señor. A veces me olvido que aunque esta vida se termine, me espera la otra, la perfecta, la eterna, que te costó tanto conseguir para nosotros, y que podemos disfrutarla desde ahora por tu gracia.