Un Arco Iris en tu hogar

Escrito por
Pr. Carlos Mraida


Cuando alguien no sabe manejar las diferencias provoca serios problemas:

  • En su  interior
  • En sus relaciones
  • En su trabajo
  • En la iglesia
  • En su ambiente
  • En su vida espiritual: Porque antes de poder entregar tu adoración en el altar, dice Jesús, primero ve y arréglate con tu hermano, y luego vuelve y ofrenda y adora.

A nosotros se nos ha dado el ministerio de la reconciliación para que los demás también se reconcilien, se armonicen con Dios, consigo mismos, con los demás, con el entorno, con la creación, y para ello es preciso que armonicemos las diferencias.

Nuestras diferencias son el resultado del sabio acto creador de Dios. Génesis 1:27 dice:Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.

Nuestras diferencias tienen que ser un estímulo para enriquecernos y disfrutar de un “pedacito” más de la inescrutable riqueza de Dios.

 

I. Celeste y Rosa, una realidad matrimonial:

– Frente a una misma situación el hombre y la mujer pueden llegar ver esa realidad de maneras completamente diferentes.

– El problema es que estamos centrados en nosotros mismos, en nuestras necesidades, en nuestras expectativas y pasamos por alto las necesidades y expectativas del otro.

– Es muy pertinente la pregunta que el apóstol Santiago hace en su carta:  ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros?¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? (4.1).

– El estar centrados en nosotros mismos hace que no podamos ponernos en el lugar del otro.

De manera muy graciosa este videíto grafica esto: https://www.youtube.com/watch?v=XyqHOPblpLs

– Normalmente no nos comunicamos de manera que el otro pueda entendernos.

 

II. Celeste y rosa, un tesoro escondido: Efesios 5.33: cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.

– La Biblia nos dice claramente que la necesidad esencial de una mujer es sentirse amada por su esposo, y que la necesidad básica de un hombre es sentirse respetado por su esposa.

– Dios nos creó diferentes con necesidades diferentes, pero también nos creó con la capacidad de amar, es decir, de pensar más en el otro que en mí, en sus necesidades que en las mías.  

– Se produce ese círculo vicioso destructivo: ella no se siente amada y reacciona y no da respeto y él no se siente respetado y valorado, y reacciona y no demuestra amor.

– El gran problema del círculo vicioso y destructivo es que cada uno está esperando que es lo que el otro hace para reaccionar.

– ¿Cómo convertir el círculo vicioso destructivo en un círculo virtuoso de bendición? El tesoro de Efesios 5.33 se convierte en tu tesoro, cuando vos lo vivís, sin esperar que el otro lo haga primero.

– Le dice al esposo que ame con amor, ágape. Es decir, amor a pesar de. Un amor no motivado en su trato para con vos, sino en lo que Dios te manda. Es decir, un esposo cristiano debe obedecer al mandato de amar a su esposa, aún cuando su esposa no obedezca al mandato de respetarlo. Y una esposa cristiana debe obedecer al mandato de respetar a su esposo, aún cuando él no obedezca al mandato de manifestarle amor. Tu obediencia al mandato va más allá de tu cónyuge. Es una cuestión primeramente con Dios.

– La unidad y felicidad de un matrimonio nunca se debilitan por los problemas, sino que siempre el problema es el mismo. Se debilita cuando él no demuestra amor, y ella no manifiesta estima y respeto.

– Dios quiere que tu casa sea un Arco Iris. Cuando Dios terminó con el diluvio, hizo salir en el cielo hasta ese momento tormentoso, un arco iris como señal de su pacto de restauración. Vos podés vivir bajo el pacto restaurador de Dios, si vivís conforme a su palabra. Y no importa cuán tormentoso haya sido este tiempo en tu matrimonio, ni cuántas aguas diluviales hayan tratado de matar el amor de la pareja, Dios quiere hacer salir su arco iris sobre el horizonte de tu matrimonio.

 

  1. Vivir esto es muy difícil, a menos que, lo dejes a Cristo que vive en vos obrar. Acordate de lo que él dijo: Separados de mí nada podéis hacer. Entregale tu vida Cristo, y si ya lo hiciste dejalo a Él gobernar tu vida.
  2. Si vos ya sos creyente lo primero que tenés que revisar, no es tu relación con tu cónyuge, sino tu relación de obediencia a Dios. Determinate a obedecerlo a Él independientemente de lo que el otro haga.
  3. Renunciá a ser una persona esclava que en lugar de elegir, reacciona. Que en vez de hacer lo que desea y es bueno, sólo responde a lo que le hacen.
  4. Declará que vos sos un pacificador y reconciliador, una pacificadora y reconciliadora. Que vas buscar la paz y seguirla.
  5. Si sos varón, comprometete delante de Dios, a empezar a manifestar amor a tu esposa. Demostrarle que ella es importante. Que estás cerca de ella. Que dejás otras cosas por estar con ella. De vez en cuando, sorprendela con una demostración especial. Escuchala y preguntale su opinión.
  6. Si sos mujer, comprometete delante de Dios a empezar a expresarle a tu esposo valoración, estima, respeto. Qué el se sienta fortalecido por tus palabras, y no debilitado. Que sienta tu admiración.
  7. Decile a Dios: “Señor, quiero que lo que es el deseo de tu corazón, se hagan realidad en mí”.